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EL STM0. CORPUS CHRISTI Y SUS SAGRARIOS
 
 
En este gran Domingo festivo del Cuerpo de Cristo con el que, casi, concluimos, el ciclo celebrativo que depende de la, siempre variable, grandísima fiesta de la Pascua de Resurrección, nos vamos a centrar en LAS CASAS DEL SEÑOR. Y las llamamos así, porque lo primero que debemos resaltar de NUESTROS SAGRARIOS es su morfología doméstica frente a la menos conocida, más antigua e inexistente en nuestro templo, de la apariencia de arca, utilizada sólo para la gran reserva del Jueves Santo y muy común en el levante español.
 
◙ EL SAGRARIO DEL RETABLO DE LA VIRGEN DEL ROSARIO
El sagrario más antiguo con el que cuenta nuestro templo es el actual del retablo de la Virgen del Rosario. Aparece en 1915 como parte del equipamiento completo que acometió la congregación de mujeres de las Hijas de María cuando se hizo cargo de la capilla sacramental de nuestro templo e instaló en la misma su imagen titular de la Inmaculada, desplazando a la existente de la antigua Virgen de los Remedios que volvió a su ubicación primigenia al pie del Crucificado de las Penas. Es una caja de madera que simula una pequeña casa con puerta de medio punto y pequeños adornos calados sobre la misma y en sus laterales. La terminación es en madera dorada con plata corlada y está parcialmente mutilada por su apartamiento del culto durante más de ochenta años. Fue restaurado por D. Alfredo Tormo en 2021 que se limitó a consolidar su monocromía dorada original y revitalizar su brillo. La iconografía se reduce a un copón, en medio relieve, en la puerta. Este sagrario protagonizó la proeza de conservar, hasta su terminación, las Sagradas Formas, en los días aciagos posteriores al 18 de julio de 1936. La acción la realizaron Dña. Pascuala Carbonell y su nieta mayor, Dña. Débora Brustenga Martínez, abuela y hermana, respectivamente, del alcalde socialista D. Jaime Brustenga Martínez, quienes se llevaron el sagrario y comulgaron diariamente hasta su terminación. Concluida la guerra, Dña. Pascuala atribuyó a su acción, el hecho de que ninguno de sus hijos hubiera muerto en el enfrentamiento bélico y, en acción de gracias a Dios, pidió y consiguió que cada uno de sus hijos varones adquiriera para el templo alguna de las nuevas imágenes con las que se recuperó casi todo el acervo devocional de nuestro pueblo.
 
◙ EL SAGRARIO DEL RETABLO DE NTRO. PADRE JESÚS NAZARENO
El segundo sagrario que ha cumplido de forma regular su función de guardar las sagradas Formas, es el actual del retablo de Ntro. Padre Jesús Nazareno. Es el de mayor envergadura y se nos presenta como un pequeño templo neoclásico de planta cuadrada, volumetría cúbica y fachada en forma de arco de triunfo con gran puerta central y dos parejas de columnas de orden compuesto a ambos lados de la misma. La terminación es, también, en plata corlada y es el que ha realizado su función durante menos años: sólo entre 1940 y 1954. Ha sido restaurado en el presente año por mediación de nuestro paisano y presbítero D. Joaquín Miguel Hernández Latorre. Es el único con bicromía pues utiliza la plata en su color para destacar la Sagrada Forma que sobresale del cáliz, en relieve, que decora su puerta. Aparece dorado en sus caras frontal y laterales y todos los paramentos se nos muestran esgrafiados a base de puntos y líneas que dibujan motivos vegetales y geométricos. En sus cuatro esquinas superiores cuatro perindolas doradas completan la decoración.
 
◙ EL SAGRARIO ACTUALMENTE EN USO
El tercero es el actual metálico que llegó a nuestro templo en 1954 como una de las últimas aportaciones del ministerio pastoral del siempre recordado presbítero D. Daniel Moreno. Es el más aparente por su naturaleza metálica y apariencia dorada, y su estilo es claramente barroco frente al anterior neoclásico. Comparte con los anteriores el ser un cubo de planta cuadrada y puerta semicircular y, al igual que el segundo, tiene columnas a ambos lados de la misma. A diferencia del primero que es adintelado o del segundo, en el que el arco central sobresale de la línea de imposta, en este caso un gran frontón triangular, ligeramente curvado, campea sobre la puerta. Las dos columnas laterales son de orden compuesto y fuste salomónico y se elevan sobre pedestales prismáticos. Dos cabezas de ángeles alados se sitúan bajo los capiteles. Al igual que en el primero, sendos relieves en forma de ese sobresalen de los laterales de esta cara frontal del sagrario. Lo más llamativo y novedoso de todo el conjunto es la cúpula central, meramente decorativa, que se eleva sobre tambor octogonal decorado con medallones que tienen cabezas de ángeles en cada una de sus caras. Para que esto se aprecie en su justa medida el frontón sobre la puerta está partido para que uno de los relieves angélicos, antes nombrados, pueda ser visto. Para terminar la decoración de su cara frontal, cuatro airosos pináculos helicoidales se elevan sobre las columnas y las partes intermedias de las eses laterales. Todo el conjunto es un sagrario muy completo puesto que la decoración se extiende por todo su perímetro e interior con una retícula de rombos en las caras laterales y trasera y la faz de nuestro Señor, en posición lateral, en la cara frontal del interior del Sagrario. La puerta se decora con un relieve del apocalíptico cordero místico sobre el libro de los siete sellos y el mismo se inspira en el altorrelieve homónimo que coronaba el gran tabernáculo del Altar Mayor y que ahora lo hace en el ático del retablo de S. Juan Evangelista. Por último, al igual que los dos anteriores, ha estado siempre en la capilla de la Comunión de nuestro templo, excepto entre 1967 y 1975 en que, durante el ministerio del Presbítero D. Esteban Fernández, estuvo en el intradós del arco inferior al camarín de Santiago y que permanece oculto tras el actual frontal de madera que, con tallas del antiguo púlpito y un crucificado seriado de la década de 1970, actúa de sede de nuestro templo.
 
SIMBOLOGÍA DEL LIBRO DE LOS SIETE SELLOS
Y EL CORDERO, COMO DEGOLLADO, PERO VIVO
 
La puerta del sagrario actual se decora con un relieve de un cordero degollado, pero vivo, sobre un libro con siete sellos. Toda una simbología.
Bajo la imagen de un “LIBRO SELLADO” con siete sellos o candados hay que ver la imposibilidad en que encuentran naturalmente los hombres de comunicarse con Dios. Porque Dios es el Otro, muy distinto de los humanos. Entre ellos hay un abismo infranqueable. ¿Quién podrá entonces entregarnos el secreto sobre Dios, sobre lo que Él es, dárnoslo a conocer, enseñarnos sus planes sobre el mundo?
La imagen del CORDERO degollado (cf Ap. 5,6), pero vivo, sobre un libro con siete sellos, sosteniendo un banderín con la inscripción: “Ecce Agnus” = “He aquí el Cordero”, “Ecce Agnus Dei” = “He aquí el Cordero de Dios”, es la forma admirable para el autor del libro del Apocalipsis de designar sin nombrarlo a Jesús, el mesías, crucificado y resucitado. He aquí que el Cordero ocupa el trono de Dios y toma el libro y abre los candados y entrega a los hombres el secreto de Dios y, entonces el cielo explota en un cántico gozoso: «Eres digno de recibir el libro y de abrir sus sellos, porque fuiste degollado, y con tu sangre has adquirido para Dios hombres de toda tribu, lengua, pueblo y nación; y has hecho de ellos para nuestro Dios un reino de sacerdotes, y reinarán sobre la tierra». (Apocalipsis, 5, 9-10)
Sólo Jesús es el Cordero victorioso, el “Señor de señores, el Rey de reyes” (cf.Ap. 17,14), “el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Juan 1, 29), el Siervo de Dios y Señor de la historia, que abre los candados y nos revela el sentido de la vida y la historia.