Todo aquél que se ha iniciado en la fe cristiana durante su niñez y adolescencia, necesita reiniciarse en la edad madura. Bien porque la primera iniciación fue deficiente, bien porque, aunque hubiera sido adecuada, el adulto necesita replantearse de nuevo su fe para responder a los retos y exigencias que le plantea hoy la vida, la Parroquia ofrece: